Había una vez un lobizón que salió una noche de luna llena y se fué al supermercado. Ahi compró una afeitadora y con su afeitadora nueva se dirigió al cementerio.
Cuando llegó comenzó a afeitarse las piernas, y en ese momento la afeitadora se le empezó a enredar en los pelos y en lugar de afeitarlo, lo dejó lleno de rulos.
Los muertos que justo pasaron por ahi en ese momento quedaron encantados con su nuevo peinado y le pidieron que pusiera una peluquería.
Desde ese día el lobizón todas las noches de luna llena va al cementerio y peina a los muertos.
6º y 7º año turno tarde Esc. Gobernador Cullen Pto. San Martín
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